formaré parte del jurado del concurso de cosplay y también Expocómic, donde
estarán mis amigos dando charlas y me da pena no ir, pero no puedo dividirme.
Con esta vorágine de eventos importantes y, debido a ciertas opiniones que he
leído en twitter recientemente, me gustaría aportar mi visión sobre el tema de
los jurados en los concursos tanto desde dentro como desde fuera.
Hacía tiempo que quería hablar de este tema sobre todo
porque me parece que necesito algo de feedback para mejorar como jurado, que
nunca está de más, y también porque creo que ya tengo un bagaje y hay cosas que
no me terminan de cuadrar. O sea, para quejarme un poco, ¿para qué os voy a
engañar?
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Primera parte: como concursante.
La verdad es que como concursante no tengo ninguna queja
(¿esperábais mandanga?). Hace años vivía un poco amargada porque me daba la
sensación de que todos los concursos eran iguales y a mí me apetecía que
hubiera alguno que se centrase más en la confección que en la actuación. Pero, ahora que hay tanto concursos mixtos de actuación y
confección, como de una cosa y de la otra por separado, el tema está en saber a
qué te presentas, a qué puedes optar y cuáles son tus puntos fuertes.
Por ejemplo, a mí no se me ocurre presentarme a concursos
donde se valore la actuación en un porcentaje mayor que la confección. Y no porque
me considere una excelente costurera o lo que sea, sino porque no me gusta
actuar y no me apetece emplear mi tiempo en prepararme para algo que no me
gusta hacer. Por eso no me presento a la ECG. Me da una envidia terrible, pero
siento que ese concurso no es para mí. ¡¡Y no pasa nada!!
Muchas veces, en vez de cabrearnos con los concursos, lo que
tenemos que hacer es leernos bien las bases antes de decidir si nos apuntamos o
no. ¿Alguna vez habéis visto que alguien se queje y se cambien los resultados?
Es absurdo y encima el que se queja queda muy mal. Todos nos hemos ido de un
concurso con mal sabor de boca o con sensación de injusticia por nosotros o por
otros alguna vez y no la hemos liado parda. Pasa en las mejores familias.
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Sobra decir que uno sabe muy bien cuánto tiempo y esfuerzo
le ha echado a su traje, pero no sabemos cuánto le ha costado hacer su cosplay
a los demás. Es más, muchas veces da igual lo que les haya costado a los demás
porque sus acabados pueden ser infinitamente mejores con mucho menos esfuerzo.
A lo mejor yo me he tirado un año haciendo una birria y viene otro cosplayer
que se ha hecho una maravilla en una semana. Pues bravo por el ganador, la
próxima vez nos saldrá mejor a nosotros. O no, no lo sé.
Ahí también está el factor de impredecibilidad. Podemos
tener suerte, llevar una chusta y ganar porque no hay nada mejor, o llevar un
cosplay muy currado y que llegue alguien con un pedazo de cosplay mil veces
mejor hecho y se lleve el premio gordo. Hay que aguantarse, es lo que hay, los
concursos son así.
En definitiva: como concursantes no podemos controlar nada
más que el trabajo que llevamos hecho de casa. De ahí en adelante todo es azar
y libre albedrío (con una excepción que me joroba bastante que ya mencionaré
más adelante).
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Segunda parte: como jurado.
Ser jurado es horroroso. Yo a veces me pregunto qué pinto
ahí; pero en el fondo me gusta y creo que tengo cosas que aportar. Luego,
cuando reparto los premios, me siento muy bien.
Antes que nada quiero decir que un jurado está normalmente
compuesto por varias personas. Esto significa que porque te lleves mal o
pienses que alguien del jurado te tiene manía las probabilidades de que salgas
ganador, si es lo justo, siguen estando ahí. Y también significa que porque te
vayas a quejar a una de ellas la cosa no va a cambiar, ya que el resultado del
concurso ha sido fruto del consenso. Es más, a lo mejor ese miembro del
jurado en concreto quería darte un premio, pero los demás discrepaban y se
terminó llegando a un acuerdo. Estas cosas pasan.
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En los jurados el número de componentes suele ser impar para
evitar empates. Lo que supone que, a lo mejor, la opinión está dividida y el
premio se da porque la mitad más uno decide a quién se le da el premio. Les
gustabas a muchos, pero la mayoría absoluta ha hablado. Y esto es perfectamente
lícito.
También puede ocurrir que traigan a jurados sin experiencia
como cosplayers, pero con experiencia como modistos profesionales, actores,
maquilladores, cineastas… Eso no me parece mal aunque he de decir que una de
mis experiencias más surrealistas como jurado la tuve una vez que otra
componente era una costurera profesional a la antigua usanza. Fue una lucha
juzgar con ella porque se basaba en una forma de patronaje muy ortodoxo y muy
estricto sin dar lugar a la creatividad a la hora de confeccionar de algunos
cosplayers. Fue terrible, al final conseguimos que el premio se decantase por
la creatividad cosplayer, pero nos costó mucho rato de discusión. Dicho esto,
me gustaría dejar claro que pienso que a veces el cosplay se lleva acabo de una
forma muy flexible que un profesional no familiarizado puede no llegar a
valorar como lo haríamos nosotros. No digo bien o mal. Digo desde un punto de
vista distinto y nunca he sabido si eso enriquece o empobrece el concurso.
Otra cosa que puede ocurrir es que los componentes del
jurado sean todos unos cretinos, que puede pasar. Entonces estamos jodidos. Pero tampoco es culpa suya. Eso es culpa de
las convenciones por no saber a quién traen.
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Por otro lado, aparte del gusto personal del jurado, de su
experiencia demostrable y de su capacidad mayor o menor de juicio objetivo,
están las normas que las convenciones imponen a la hora de juzgar. Y aquí es
donde yo suelo entrar en conflicto. No voy a decir nombres, pero algunas
convenciones ponen unas condiciones terriblemente absurdas que no hay por donde
coger. O, por lo menos, yo lo veo así.
Por ejemplo: recuerdo haber juzgado un concurso en el que me
dijeron que tenía que tener en cuenta, entre otras cosas habituales, tres factores:
fidelidad, confección y originalidad. De acuerdo, entiendo más o menos que
fidelidad y confección no siempre vayan de la mano. O sea, puedes llevar un
traje acojonantemente bien hecho y que no se parezca nada al original. No tanto
que vayas muy parecido y que el traje sea una castaña (aunque eso tiene mérito,
ojo ahí. Pero quizás estaríamos hablando de “cospobre”). Por eso no me parece
grave; pero de estas dos cosas o valoras una o valoras otra o, en un caso
especial, pueden ayudarte a la hora de hacer un desempate muy ajustado. Bueno,
vale, aceptamos zurullito como animal de compañía.
Lo que no me cabe en la cabeza es que me vengan a decir que
valoran la originalidad en el sentido de que si llevas un personaje de moda o
hay más personas en ese concurso vestidas de lo mismo, se te resten puntos.
¡No-me-cabe-en-la-puta-cabeza! Y aquí retomo el tema de la impredecibilidad: un
cosplayer no puede saber cuánta gente va a ir vestida de lo mismo. Así que no
entiendo por qué en algunos concursos es un factor a penalizar. Eso es una
putada con todas las letras.
Imagínate que te presentas de Elsa a un concurso con la
mejor Elsa que nadie se haya hecho jamás en la historia y no ganes nada porque
hay más gente disfrazada de Elsa. Vamos. Le muerdo la cabeza a quien haga
falta. ¿Vosotros entendéis esto? Porque yo no. Que alguien me lo explique.
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A veces la organización nos permite dar menciones especiales
o dar premios extra fuera de las categorías establecidas y a veces no. He de
decir que yo siempre me quedo con ganas de dar más premios y me da muchísima
rabia porque aquí viene otra premisa importante a tener en cuenta: queda fatal
ir a alguien que no ha ganado y decirle que no se ha llevado nada por los
pelos. O que a ti te gustaba él y a los demás no. No, no y no. Creo que en
casos como este hay que morderse la lengua, callarse como una puta y guardarse
la opinión en el fondo de los higadillos. Es una putada para un cosplayer saber
que se ha quedado a las puertas. Y lo digo por experiencia tanto como jurado
como siendo cosplayer. No lo hagáis, creéis que es bonito, pero provoca más
frustración que otra cosa. Pienso que lo mejor como jurado es felicitar a todo
el mundo, ser majo y aguantarse.
Por último: yo soy jurado el tiempo que dura el concurso,
fuera de ahí soy una persona normal con mis gustos y mis chorradas. En facebook le daré like al tío vestido de Gundam con una caja todas las veces que haga falta, no tengo el chip de jurado puesto todo el día.
No me
pidáis opinión fuera de los concursos, no me preguntéis por el concurso una vez
se ha terminado. He cumplido mi función cuando tocaba, he hecho mi papel y ya
ha terminado. Chim pún.
Los jurados de concursos somos personas y, como tales, somos
seres falibles. No somos perfectos, no tenemos la verdad absoluta y nos
equivocamos. Lo sabemos y lo aceptamos igual que los concursantes deberían
saberlo y aceptarlo. Lo hacemos lo mejor que podemos y no queremos fastidiar a nadie.
Disfrutemos de la experiencia y dejemos de complicarnos la
vida. Si no es esta vez, ya será otra. Y, si llevas 18 años presentándote a un
concurso y nunca te llevas nada, por algo será. No puede ser que hayas pasado
por las manos de 18 jurados (unas 90 personas) y todos te tengan manía o
ninguno haya sido capaz de apreciar tu arte. Culpar a los demás de tus fracasos
es mucho más fácil que hacer un esfuerzo por ser crítico, enfrentarte a la
realidad y aceptar tus defectos.
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Y aquí viene el bonus track:
Tus papis siempre te dirán que eres el
mejor, que los demás son una caca y que nadie merece todos los premios del
mundo más que tú. No les hagas caso. Ellos lo hacen con la mejor de sus intenciones,
pero no te puedes fiar. Mi madre me educó en el más absoluto narcisismo y os aseguro que con esfuerzo se puede salir.
La autoestima materna/paterna es peligrosa y ya somos
mayorcitos como para mirarnos al espejo y distinguir lo que es real y lo que
no.
Madres y padres: aceptad que vuestros hijos pierdan de vez
en cuando. Es sano, es normal, es la vida. Vuestros hijos son especiales para
vosotros, pero para el resto del mundo son personas comunes. Que, por cierto, los demás también son hijos especiales de otros padres.
Dejadles estrellarse de vez en cuando, que no se van a morir. Una cosa es dar
apoyo y otra es atiborrarles a ego y convertirlos en unos antisociales. Y os lo
digo por experiencia.
Y, por favor, dejad de agrandar el ego de vuestros hijos a
base de menospreciar el trabajo de otras
personas. Un halago no es un halago si
incluye un desprecio. Hay muchas otras formas de fomentar la autoestima que no
implican compararse con los demás.
Hala, ya está. Agradecería vuestros comentarios. Me gustaría saber qué pensáis de los jurados, qué podemos mejorar, si creéis que hay algo que no se valora lo suficiente… no sé, esas cosas.
¡Gracias por leer!
Estoy de acuerdo con todo. ¿Sabes cuál es el problema? Que la mayoría de jurados no piensan ni actúan así. Ojalá, fíjate lo que te digo.
Respecto a lo de la originalidad, a mi también me deja a cuadros xD Yo, al contrario que tú, siempre lo he entendido como que valoran el hecho de que te diferencies del resto utilizando tus armas de originalidad cosplayer añadiendo chuminadas o interpretando el diseño a tu manera y que esa manera sea cool y molona (normalmente esto se traduce en que añadas brillis y detalles que no están en el diseño original). Y es que sea como tú has dicho (que ya es fuerte) o sea como yo lo he entendido siempre, ¿dónde está el sentido? ¿Me pides que sea fiel al original pero que lo interprete distinto? ¿Eso cómo se come? Y si de verdad lo que se valora es que no haya más personas que vayan de lo mismo, apaga y vámonos.
En resumen, yo diría que el mundo no es justo, y cuando antes lo apliquemos a nuestra vida, mejor. Si quieres participar, participa; si te invitan a ser jurado, hazlo. Pero luego no le des por saco a nadie y hazlo simplemente porque te ha dado la gana de hacerlo y para divertirte, y si no sabes, quédate en casita. Fin.
Buen resumen, sí. Y lo de la originalidad me lo explicaron así, me quedé picueta perdida XDDD